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Signos de santidad en el Año Bellesiniano: realizado el reconocimiento canónico de las reliquias del Beato Stefano

Foto del escritor: Josef SciberrasJosef Sciberras

En el contexto de las celebraciones por el 250° aniversario del nacimiento del Beato Stefano Bellesini (1874-2024), sacerdote profeso de la Orden de San Agustín, se han iniciado, hace algunos meses, los procedimientos para obtener el rescripto necesario por parte del Dicasterio de las Causas de los Santos, con el fin de realizar el reconocimiento canónico de sus reliquias, custodiadas en el Santuario-Basílica de la Madre del Buen Consejo en Genazzano. En este lugar sagrado y tan querido para la Orden, el Beato pasó sus últimos años después de regresar a la vida religiosa, tras su huida de la ciudad natal de Trento para ponerse al servicio del Prior General. En la ciudad de Genazzano murió como párroco en 1840, contagiado por la peste, sirviendo a los enfermos. Nos cuenta estos hechos de especial relevancia para la familia agustina el padre Josef Sciberras OSA, postulador general de la Orden de San Agustín. 


¿Qué es un reconocimiento canónico?


El reconocimiento canónico de los restos mortales de un beato o santo es un acto oficial de la Iglesia destinado a verificar el estado de conservación de las reliquias, autentificar su identidad y garantizar su digna custodia para el futuro. Este proceso, autorizado por el Dicasterio de las Causas de los Santos a solicitud de la Postulación y del Ordinario del lugar donde se encuentran las reliquias, se lleva a cabo en un contexto para-litúrgico y jurídico, con la participación de peritos médicos, expertos y testigos calificados. Durante la inspección, los restos son analizados, estudiados y, si es necesario, tratados para garantizar su mejor conservación, antes de ser nuevamente sellados y colocados en un lugar adecuado para la veneración pública, respetando las normas canónicas y las de la piedad popular.


Primera sesión de la inspección: rompiendo sellos de cera


El 29 de noviembre, en el Convento de Santa María del Buen Consejo en Genazzano, se reunieron monseñor Mauro Parmeggiani, obispo de Tívoli y de Palestrina, los miembros del tribunal constituido para la inspección; el Postulador General, el P. Josef Sciberras OSA y el rector y párroco del Santuario, el P. Ludovico M. Centra OSA, también el Prior de la comunidad, el P. Giovanni Gisondi OSA, algunos religiosos, el perito médico con sus asistentes, el relicarista y otros colaboradores. Tras los debidos juramentos de los presentes, el obispo procedió a romper los sellos de cera, aún intactos, que databan del día de la colocación de los restos en su ubicación actual. Estos sellos llevaban el escudo del cardenal Vincenzo Vannutelli, obispo de Palestrina en la época de la beatificación del beato Stefano. Después de un primer análisis minucioso, las reliquias se encontraban en un vano ubicado inmediatamente debajo de la estatua del Beato, en la urna donde se veneran sus restos.  


Los días siguientes el perito médico, con sus asistentes, realizó las intervenciones necesarias para la mejor conservación de los restos, respetando las normas actuales en la materia. También se redactó una lista detallada de los huesos encontrados. 

Se pudo contrastar que faltaban algunos fragmentos, probablemente distribuidos como reliquias para el culto público con motivo de la beatificación. Al final de la primera sesión, el obispo nombró al señor Salvatore Fusci como custodio de las reliquias, haciéndole prestar el juramento correspondiente.



Segunda sesión de la inspección: una mejora en los contenedores para preservar los resto del Beato


Después de completar las intervenciones de conservación por parte del perito médico, el reliquiarista Antonino Cottone, asistido por el Postulador general y el custodio de las reliquias, procedió a su disposición. Se optó por el uso de contenedores de plexiglás transparente, en lugar del saco de tela en el que se encontraron en la primera sesión, con el fin de preservar mejor los diferentes tipos de huesos y evitar su deterioro con el tiempo. Las reliquias se fijaron con un hilo de latón inoxidable y se colocaron en cinco cajas de diferentes tamaños que se colocaron posteriormente en la base de la estatua del Beato. 


La segunda sesión de la inspección se llevó a cabo en la tarde del 18 de enero, presidida por monseñor Parmeggiani, y donde participaron también el asistente general para Europa del Sur, el padre Javier Pérez Barba, OSA, y el padre Rocco Ronzani OSA, representante legal de la comunidad de Genazzano. 


Tras las oraciones iniciales, los asistentes procedieron a la lectura del acta de las sesiones y luego al solemne acto de sellado con cera lacre de las cajas que contenían las reliquias, utilizando el sello episcopal. 


Fue leído  y firmado también  el “rogito”, el cual, una vez sellado en un tubo se colocó el pergamino junto a las reliquias para el futuro recuerdo del evento. Finalmente, la estatua del Beato se volvió a colocar sobre la base que custodia las reliquias y quedó nuevamente sellada. Al postulador general se le entregaron  algunas reliquias ex ossibus con el fin de difundir el culto al beato Bellesini.



El valor de una inspección canónica


Una inspección canónica no es solo un acto jurídico destinado a la protección de las reliquias, sino que también representa una ocasión de renovada valoración del santo o beato, así como una reflexión activa sobre algunos fundamentos de la teología católica como el culto y la comunión de los santos. La veneración de las reliquias es una práctica muy antigua en la Iglesia, fundada en la convicción de que los cuerpos de los santos, habiendo sido templos del Espíritu Santo, conservan una especial conexión con la gracia divina. Este culto tiene sus raíces en testimonios bíblicos (cf. 2Re 13,20-21; Hch 19,11-12) y en la tradición de los primeros cristianos, que veneraban las tumbas de los mártires. La veneración de las reliquias ayuda a los fieles a sentir más cercana la presencia de los santos como modelos de vida cristiana e intercesores ante Dios. Lejos de cualquier forma de superstición o culto indebido que desvíe la atención de Cristo, las reliquias representan un signo tangible de la centralidad de Dios en la vida del cristiano, así como la continuidad entre la Iglesia de los orígenes y la actual. 


Además, la tradición católica atestigua numerosos casos de gracias recibidas y conversiones atribuidas al contacto con las reliquias, signo de la acción de Dios a través de la comunión de los santos. 


En definitiva, las reliquias de los beatos y los santos recuerdan que la Iglesia es un único cuerpo, que une a los discípulos de Cristo en la tierra con los santos en la gloria del cielo. La investigación canónica, por lo tanto, es una herramienta que la Iglesia utiliza para garantizar el debido respeto, la correcta conservación y la valorización de estos signos de santidad.









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