Santo Tomas de Villanueva: El āPadre de los pobresā que aprendiĆ³ de Cristo a Ā«socorrer a los desdichadosĀ»
- JosĆ© MarĆa SĆ”nchez Galera
- Nov 4, 2024
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En noviembre de 1486 naciĆ³ en una localidad de lo que hoy es la provincia de Ciudad Real (EspaƱa) TomĆ”s GarcĆa MartĆnez, mĆ”s conocido como TomĆ”s de Villanueva, pues se criĆ³ en Villanueva de los Infantes. Sin embargo, parece ser que su madre le dio a luz en un municipio muy cercano, Fuenllana, dado que su familia hubo de mudarse allĆ” debido a una epidemia. Entonces, Fuenllana y Villanueva de los Infantes formaban parte de la provincia de La Mancha, en donde vivirĆa sus alocadas andanzas un hidalgo ocioso en el que se inspirarĆa CervantesĀ para su famosa novela. Sin embargo, la familia de TomĆ”s, tambiĆ©n hidalga, no andaba mano sobre mano, y eso determinĆ³ en TomĆ”s una educaciĆ³n piadosa āsobre todo, piedad marianaā y un carĆ”cter activo, misericordioso y anhelante de justicia. Se cuenta que, de niƱo, a veces regalaba su ropa a los chicos mĆ”s pobres. Cuando cumpliĆ³ cinco aƱos, vino a este mundo Ignacio de Loyola, quien fallecerĆa un aƱo despuĆ©s que TomĆ”s y al cabo de seis meses desde que el emperador Carlos abdicase la corona en favor de su hijo Felipe. Un aƱo mayor que TomĆ”s era HernĆ”n CortĆ©s, otro hidalgo castellano.
Pocas semanas despuĆ©s del nacimiento de TomĆ”s, la reina IsabelĀ se reunĆa por vez primera con CristĆ³bal ColĆ³nĀ en AlcalĆ” de Henares. Y precisamente a la universidad fundada en 1499 por el cardenal CisnerosĀ āa partir del Estudio General ya asentado a finales del siglo XIIIā marchĆ³ TomĆ”s cuando habĆa cumplido los quince o diecisĆ©is aƱos. PermaneciĆ³ vinculado al mundo acadĆ©mico durante una larga temporada, hasta que adquiriĆ³ el tĆtulo de maestro y estuvo en disposiciĆ³n de alcanzar una cĆ”tedra. Sin embargo, en noviembre de 1516 āal cumplir treinta aƱosā se hallaba en Salamanca tomando el hĆ”bito de la Orden de San AgustĆn, y profesando su ingreso un aƱo mĆ”s tarde y apenas unas semanas despuĆ©s de que LuteroĀ iniciara su ruptura con Roma mediante las 95 tesis de Wittenberg. En 15 de octubre de 1515 habĆa nacido en Ćvila Santa Teresa de JesĆŗs;Ā patrona de los escritores, doctora de la Iglesia y gran santa admirada en todo el orbe como fuente de inagotable valor mĆstico.Ā
En diciembre de 1518, TomĆ”s de Villanueva recibiĆ³ la ordenaciĆ³n sacerdotal y comenzĆ³ a desempeƱar diferentes encargos en la Orden. Tras rechazar el nombramiento como arzobispo de Granada mientras ejercĆa su labor como agustino, hubo de trasladarse a Valencia en 1544 para hacerse cargo de su sede episcopal. El arzobispado valenciano llevaba tiempo sin que su obispo residiera en el propio territorio, un lugar, ademĆ”s, donde habĆa un destacado porcentaje de poblaciĆ³n morisca āalgunos conversos, pero de una manera irregularā, un escaso grado de dignidad moral en parte del clero e insuficiente calidad en la formaciĆ³n de quienes recibĆan el ministerio sacerdotal. Se dedicĆ³ pues a recorrer la diĆ³cesis y a establecer el Colegio Mayor de la PresentaciĆ³n (1550), que se anticiparĆa a lo que el Concilio de Trento (1545ā1563) implantarĆa: los seminarios. Precisamente un concilio es lo que el arzobispo TomĆ”s de Villanueva solĆa pedir con insistencia.
La buena gestiĆ³n para atender a los mĆ”s necesitados
El interĆ©s por mantener la autoridad y la exigencia dentro del clero y dentro de la Orden se unĆa a su especial acento tanto en la formaciĆ³n como en la atenciĆ³n de los mĆ”s necesitados. Aunque en varias ocasiones esta postura lo llevĆ³ a enfrentarse con los poderes civiles āexcomulgĆ³ a un gobernadorā, recibĆa gran estima por parte de los reyes, que asistĆan a sus misas para escuchar sus catequĆ©ticos y elaborados sermones āen los cuales abundaba en verbo de los Padres de la Iglesia, especialmente de san AgustĆn. Al mismo tiempo que, con suavidad o con severidad cuando se necesitaba āpero evitando humillar y procurando sacar una buena actitudā, corregĆa a unos y a otros, se aplicaba a sĆ mismo la dureza de las disciplinas y de una vida austera. Su rigor incluyĆ³ el manejo de las cuentas de la diĆ³cesis, que vio duplicada su renta bajo el gobierno de TomĆ”s de Villanueva.
Gracias a su solvencia en la gestiĆ³n, pudo TomĆ”s de Villanueva atender a las personas con menos recursos. Por una parte, acogiĆ³ a centenares de huĆ©rfanos a expensas del palacio episcopal. Por otro, determinĆ³ que la sede diocesana distribuyera comidas diarias que, segĆŗn el padre Francisco Javier Campos y FernĆ”ndez de Sevilla OSA, consistĆan en Ā«potaje de carne o pescado, un vaso de vino y algĆŗn dineroĀ». TambiĆ©n dedicaba esfuerzos a ayudar a familias en escasez econĆ³mica, lo que incluĆa hacerse cargo de los servicios de boticarios y mĆ©dicos. Esta serĆ” la estampa mĆ”s habitual del santo: dando limosna y luciendo con sobriedad los hĆ”bitos de la Orden. AsĆ aparece en numerosos lienzos de su misma Ć©poca o inmediatamente posterior, como los de Juan de JuanesĀ o ZurbarĆ”n.Ā
Su fama de Ā«Padre de los PobresĀ» se expandiĆ³ pronto por muchos paĆses -especialmente en AmĆ©rica- gracias a la labor de los agustinos para dar a conocer a este gran fraile. Provincias, vicariatos, universidades, colegios y parroquias nuestras han grabado su nombre en el tiempo, invitando a todos los fieles a adentrarse en aquel que supo, como queda reflejado en su comentario sobre el Cantar de los Cantares, adentrarse en la intimidad con Dios y sacar el almĆbar de su presencia.Ā
TomƔs de Villanueva fue proclamado beato en 1618 y canonizado el 1 de noviembre de 1688.

La solidaridad como respuesta a la experiencia del amor de Dios
El padre Jozef Ržonca OSA, en un artĆculo acadĆ©mico que publicĆ³ durante sus estudios de doctorado en la Facultad de TeologĆa de la Universidad de Trnava (Eslovaquia), ha comparado el pensamiento de TomĆ”s de Villanueva y el de Benedicto XVI, y comenta: Ā«En la teologĆa de la caridad de santo TomĆ”s de Villanueva podemos identificar un trĆpode: la justicia conmutativa, la solidaridad descendente, y la solidaridad como respuesta a la experiencia con el amor de DiosĀ». SegĆŗn palabras del propio Villanueva, Ā«el hombre debe ser justo frente al prĆ³jimo en el reparto de los recursos temporales. Porque, como asegura Ambrosio en su libro sobre Los deberes, la naturaleza lo hizo todo comĆŗn, y este mundo no es otra cosa que una especie de heredad perteneciente a todos los hombres, aunque el derecho positivo haya establecido la propiedad privadaĀ». Pero la mirada de Villanueva no era mundana, porque su caridad se basa en Cristo: Ā«cuando has compartido mi hambre, mi desnudez, mis trabajos, mis dolores y mi fragilidad, no eres ya un desconocido para los malos, aprendiste a socorrer a los desdichadosĀ», dice TomĆ”s. Por eso, afirmĆ³ en uno de sus sermones: Ā«Nos debe mover a compasiĆ³n la obligaciĆ³n que tenemos, bajo pena del infierno, de ayudar al que se encuentra en necesidad extrema. EstĆ” clamando contra nosotros la indigencia de los pobres y su clamor sube hasta la presencia de Dios. Uno tiene en abundancia de todo, y otro se estĆ” muriendo de hambre: Āæno pedirĆ” Dios cuenta de esto?Ā».