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Foto del escritorOSA Curia

Los jóvenes religiosos agustinos de América Latina y el Caribe alzan su voz en Lima: “Renovamos nuestro `sí´ a Dios y consagramos nuestras vidas a su servicio y el de nuestros hermanos”

“En el aquí y ahora de nuestras vidas, la historia nos interpela y nos mueve a ofrecer una respuesta profética ante los desafíos existentes”. Este es el latido en común de los 30 participantes de América Latina y Caribe que durante los días 2 y 8 de septiembre se han dado cita en el Encuentro de Religiosos Jóvenes en la ciudad de Lima, Perú. 



Nuestros frailes con menos de siete años de profesión solemne pudieron compartir en este espacio propiciado por la Organización de Agustinos de América Latina (OALA) momentos de comunión, oración, fraternidad, formación y discusión sobre las principales preocupaciones que les atañen en sus respectivos ministerios pastorales. 


Reproducimos a continuación la misiva que estos jóvenes agustinos han querido dirigir a toda la Orden. 


“Saludamos con cariño a nuestros hermanos de hábito de América Latina y el Caribe, a nuestros hermanos en los diversos lugares del mundo y a los hombres y mujeres que caminan con nosotros en la construcción del Reino de Dios y a toda la familia agustiniana (religiosas, laicos, fraternidades agustinianas seglares y amigos de nuestra familia religiosa), que juntos, orientados por la cruz de Cristo y movidos por el amor a la Iglesia, peregrinamos con el anhelo de tener una sola alma y un solo corazón hacia Dios. 


Después de unos espacios de formación, meditación y oración, nos sentimos acompañados por Cristo, quien se hace compañero de camino en el sendero de la vida. Él nos ofrece su Amor y Misericordia para revitalizar nuestra fe, su Palabra para fortalecer nuestra esperanza y su Presencia Sacramental para reavivar nuestra caridad. 


Somos religiosos Agustinos con ilusión renovada que, al ejemplo de la Bienaventurada Virgen María, queremos renovar nuestro "sí" a Dios y consagrar nuestras vidas al servicio de Cristo y, en Él, a nuestros hermanos con quienes compartimos el don del carisma recibido. 



“Ser la voz de los sin voz”


En el aquí y ahora de nuestras vidas, la historia nos interpela y nos mueve a ofrecer una respuesta profética ante los desafíos existentes. No podemos desconocer que nos movemos en un ambiente de vientos fuertes para la humanidad, donde encontramos desde desastres naturales y morales, crisis y persecuciones, divisiones y conflictos, hasta las más sensibles y dolorosas realidades de la vida humana: enfermedades del cuerpo y del alma, desesperanzas, cansancios y desilusiones. También hallamos ideologías totalitarias, dictaduras sangrientas que generan pobreza, hambre y muerte, con las consiguientes violaciones sistemáticas a los derechos humanos, incluidas las perpetradas por algunos ministros de la Iglesia que un día juraron ser la voz de los sin voz. 


Es en este contexto donde, como agustinos de hoy, debemos intervenir en la historia con nuestra presencia y palabra. Al estilo de nuestro Padre San Agustín, nos comprometemos a defender la justicia, buscar la verdad, promover la belleza de la vida e instaurar la paz en los corazones de las personas y en las células sociales de nuestros pueblos.  


Conscientes de la importancia de la renovación en la Iglesia, y en el contexto actual de sinodalidad, nos comprometemos a colaborar en un proceso que involucre a todo el Pueblo de Dios. Reconocemos que la renovación no se limita a cambios externos en estructuras, sino que implica una conversión continua que responde al llamado del Espíritu Santo, adaptando la misión de la Iglesia sin perder su esencia en Cristo y el Evangelio. Nos comprometemos a ser agentes de este proceso de renovación, afrontando los desafíos contemporáneos de inclusión, justicia social y testimonio profético. 


“Servir con mayor disponibilidad”


Sabemos que los agustinos en América Latina y el Caribe están comprometidos con la realidad eclesial del continente, pero también reconocemos la necesidad de profundizar en aspectos clave como la opción preferencial por los pobres, la formación de los laicos y el fortalecimiento de la espiritualidad de comunión. Nos comprometemos a servir con mayor disponibilidad, `desacomodándonos´ de las estructuras establecidas y asumiendo el desafío de sentir con la Iglesia. 


Finalmente, nos comprometemos a fortalecer la sinodalidad interna en nuestra Orden, a promover un liderazgo transformacional centrado en el servicio, la conversión espiritual, eclesial, pastoral y agustiniana, a comprometernos con la ecología integral y a revitalizar el profetismo en nuestros religiosos; de igual manera, como jóvenes agustinos a promover el discernimiento vocacional y la pastoral juvenil con el testimonio de nuestra vida comunitaria. 

Nuestro compromiso incluye el fervor y decoro por la Sagrada Liturgia, el culto a la Virgen María, la devoción a los santos y beatos de nuestra familia agustiniana, la dinámica de escucha, la espiritualidad de comunión y la formación en el espíritu agustiniano. 

Que este compromiso sea una respuesta fiel y decidida al llamado que el Señor nos hace en este tiempo, con la certeza de que, en comunión, lograremos ser verdaderos testigos del Reino de Dios. 


En Cristo, en San Agustín y en comunión fraterna, los Jóvenes Religiosos Agustinos de América Latina y el Caribe participantes del Encuentro de Lima, Perú. 


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