Entre el alborozo de la comunidad y los chamizos, con la papilla de mijo y chapati como desayuno para todo el día, las hermanas agustinas “Hijas del Santísimo Salvador de Mozambique” preparan una jornada más en Cabo Delgado.
Junto a la Congregação Agostiniana Missionária de Assistência e Educação esperan a las mujeres que, antes de que apriete el sol, han de llegar a los talleres de capacitación.
Solamente en el último año, estas dos realidades de marcado cariz agustiniano que trabajan en el noreste de Mozambique han permitido formar en técnicas agrícolas para su autonomía personal y familiar a más de 175 vecinas. Con el apoyo en todas las áreas de la Fundación Agustinos en el Mundo han creado ocho grupos de trabajo y desarrollado un programa de sensibilización medioambiental y buenas prácticas para optimizar más los recursos en los que hasta la fecha han participado más de 500 usuarias en esta extensa y poblada provincia, la más septentrional del país africano.
Tierra devastada por los ciclones y las inundaciones donde los pies de los sin patria levantan la polvareda que deja tras de sí Al Shababb, la filial en el África Suroriental del Estado Islámico.
Reguero de sangre rubí: la esclavitud en las minas del norte de Mozambique
Según el último informe de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, Mozambique es uno de los países más peligrosos para los católicos en particular y para la libertad religiosa en general, a pesar de su marcado cariz cristiano.
África, desde hace décadas, sufre los llamados desplazamientos forzosos por la sedienta búsqueda de grupos terroristas de toda índole por hacerse con el control y la explotación de las tierras que, bajo techumbre de adobe, custodian los minerales de sangre que sostienen el ecosistema tecnológico.
El país mozambiqueño, vecino de las prósperas Sudáfrica y Zimbabwe, ha visto recrudecerse la violencia de forma continuada tanto en Cabo Delgado como en Niassa, las dos provincias del norte, donde operan las hermanas agustinas.
“Queremos poder seguir brindando nuestra ayuda y recursos porque el trabajo que allí se está acometiendo es impresionante”, apunta Maurizio Misitano, director de la Fundación Agustinos en el Mundo. “Con nuestro programa, con nuestra nueva escuela hecha de materiales reciclables, queremos sumar a más mujeres que quieran participar en el proyecto agropecuario y de organización de la escuela con nuevas aulas. Queremos hacer un establo y un corral y seguir brindando una oportunidad a aquellos que lo han perdido todo varias veces”.
Mozambique empeora sus condiciones de vida otro año más
A día de hoy, Mozambique ocupa el puesto número 184 en el Índice de Desarrollo Humano, con un 0,453 puntos (el séptimo peor resultado), con un empeoramiento respecto al año 2019, en el que se situó en un 0,456. Un decrecimiento constante que solamente señala la terrible precariedad de que adolece el país.
El IDH es el índice elaborado cada año por Naciones Unidas. Se trata de un indicador que, a diferencia de los que se utilizaban anteriormente y que medían el desarrollo económico de un país, analiza la salud, la educación y los ingresos.
Es difícil llevar la contabilidad, dadas las singularidades del censo en la zona, del número total de desplazamientos dolosos que se han dado en los últimos años. Ayuda a la Iglesia Necesitada estima que 560.000 personas, mayoritariamente mujeres y niños, se vieron forzadas a abandonar sus raíces y hogares constituidos desde hace siglos por el torrente de ataques perpetrados por las milicias terroristas.
Las Hermanas Agustinas Hijas del Santísimo Salvador en Mozambique llevan muchos años aplicando el Evangelio cotidiano con los desplazados. “Las comunidades de acogida son muy vulnerables por la carestía de recursos y corren un alto riesgo de inseguridad alimentaria”, apunta Simona Cipriani, coordinadora de proyectos y comunicación de la fundación agustiniana.
Briznas de paz
Además de las intervenciones de emergencia desarrolladas a partir de 2021, la Fundación Agustinos en el Mundo, junto con las hermanas y laicos que trabajan en la zona, está promoviendo una vía de desarrollo en el sector agroalimentario que favorezca a la producción local, mejorando sus condiciones económicas y promoviendo una vía donde se ponga en valor la biodiversidad y la importancia capital de la sostenibilidad.
“Ahora mismo, el primer acto a acometer tras haber asentado el proyecto es apoyar a las agricultoras locales con la compra de equipos y semillas para diversificar la producción”, señala Maurizio. “La segunda macroactividad que tenemos que afrontar es la formación y capacitación para poder hacer un mejor uso de la tierra que los sostiene”.
-Y Maurizio, ¿cuántas personas se estima que podrán participar en el proyecto?
-Alrededor de 1.000 personas, en su mayoría mujeres y niños, van a ser los
principales beneficiarios de la presencia agustina allí… Mira. Llevamos ya muchos años en Mozambique desarrollando proyectos codo con codo con nuestros hermanas de allí. En primer lugar en la labor catequética y pastoral al vivirla en las escuela, en el campo, en la reforestación, con las campañas de nutrición, en la acogida a los que vienen del terror y en la promoción de Evangelio y garantía de los derechos humanos”.