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Foto del escritorRicardo Morales Jiménez

La Curia General se vuelca en la acogida del Encuentro de Secretarios Provinciales en Roma: “Lo hemos vivido con una gran alegría”

Actualizado: 13 feb

Conversamos con el Padre Pasquale di Lernia, secretario general de la Orden de San Agustín, tras la finalización del último Encuentro de Secretarios Provinciales en Roma



Entre los días 9 y 12 de enero tuvo lugar en el Pontificio Instituto Patrístico Agustiniano el primer encuentro de secretarios provinciales tras la pandemia de la COVID-19. 


Seis años después, en un contexto completamente diferente para la Orden, 44 secretarios venidos de todas las partes del mundo participaron en estas jornadas cargadas de formación, diálogo y momentos de comunidad que hacen visible, tal y como señaló el Secretario General, el padre Pasquale, “momentos de profunda alegría”. 



Para muchos de ellos era la primera vez que visitaban la Curia General. “Han sido días intensos, con un programa muy amplio que ha abarcado desde cuestiones puramente técnicas para el mejor desarrollo y funcionamiento de las secretarías provinciales hasta visitas a las estancias vaticanas, al Archivo General o la Biblioteca de la Orden; además de conocer el trabajo en el que en la actualidad anda inmerso el Postulador General y cada uno de los asistentes generales”. 


“La variedad del origen de los secretarios provinciales es un espejo de la variedad de culturas que proceden del seno de la Orden. Debemos decir que hoy existe una fuerte integración y eso facilita el diálogo; facilita el compartir, facilita el conocimiento mutuo y el entusiasmo para superar ciertas dificultades que, por otro lado, también se han dado en otros períodos históricos”. 



Cuatro jornadas donde ha habido tiempo de discutir sobre toda clase de retos que la Orden tiene en su tarea y misión apostólica y evangelizadora. “Creo -nos decía el padre di Lernia, agradeciendo al padre Flynn y al resto de consejeros generales que pudieron participar en el buen desarrollo de estas jornadas, apoyando en las traducciones, visitas y misas- que este modo de compartir entre nosotros nuestras distintas experiencias e itinerarios en las circunscripciones nos puede ayudar a crear espacios de participación, de misión mutua y compartida. Aquí está la belleza de la fraternidad: vivir apoyándonos y sosteniéndose mutuamente; sabiendo que cada uno de nosotros necesita del otro… Ninguno de nosotros puede vivir solo…”.



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