Entre el 10 y el 15 de julio tuvo lugar en la Curia General, en Roma, el V Encuentro Internacional de Laicos Agustinos. Cerca de 100 participantes, venidos de 28 circunscripciones de los cinco continentes, se volvieron a dar cita, cinco años después, tras el Congreso de 2019 en Sacrofano, Italia, para continuar este camino de sinodalidad, fraternidad y amor entre iguales.
En aquel entonces, los laicos agustinos iniciaron un proceso de reflexión que debía dar lugar a una nueva estructura del laicado agustiniano -a nivel global y regional-, así como a la regulación de las relaciones entre las distintas organizaciones laicales y de éstas con la Orden.
"Durante varios años se debatió acaloradamente en el seno de la Orden si podía crearse una estructura que abarcara tanto a las Fraternidades como a los demás grupos de laicos agustinos no constituidos como fraternidades. El debate se resolvió en forma afirmativa gracias a arduos trabajos y esfuerzos de varias personas, y estos Estatutos reflejan esa resolución", explica a la Oficina de la Curia el laico Luis Arana.
El proceso culminó con la presentación al Prior General y su Consejo de una propuesta de Estatutos para Fieles Laicos Agustinos, los cuales fueron aprobados por el Prior General y su Consejo ad experimentum el 20 de junio de 2023, y reflexionados en la asamblea de esta presente edición.
Durante estos días, los participantes han podido intercambiar experiencias y profundizar en distintos aspectos de la espiritualidad agustiniana, promover la comunión, la participación y cómo se puede encarnar la misión en los círculos en los que ellos trabajan y viven la fe.
Una formación transversal
El encuentro, con destacadas ponencias, ha permitido ilustrar y orientar la situación de los laicos en los distintos lugares en los que la Orden de San Agustín está presente. En la primera ponencia «La dimensión carismática de la Iglesia: bases para una experiencia sinodal de la Iglesia», monseñor Luis Marín de San Martín, OSA, insistió, tal y como recoge la Provincia de San Juan de Sahagún, en que “nos encontramos inmersos en un proceso sinodal vivo, dinámico, del que todos nos tenemos que sentir parte y que nos invita a salir de nuestras comodidades, al igual que Pentecostés obligó a los discípulos a salir del cenáculo”.Si bien las palabras comunión, participación y misión fueron el punto de referencia de las conferencias, otra de las palabras más repetidas fue la escucha.Por su parte, el Asistente General para América Latina, el padre Alexander Lam OSA -coordinador junto al P. Edward Daleng de este encuentro- invitó a llevar a cabo en nuestras obras de apostolado “una escucha activa y empática; aconsejar pero solo si la persona nos lo pide, evitando una escucha egoísta o selectiva”.Por su parte, el P. Juan Francisco Constanzo, OSA, expuso el método de conversación espiritual en el ejercicio de los ministerios, haciendo hincapié en una actitud humilde, profunda y cuidadosa. Unas indicaciones que no se aplican únicamente a temas etéreos o piadosos, sino también a las emociones, fracasos y esperanzas.
Tiempo para la historia
El laico Joseph Kelley comenzó su ponencia recordando la oración que cada día rezan los hermanos judíos: Shemá Israel, Escucha Israel. En esta conferencia se pusieron además 3 ejemplos de escucha en el entorno agustiniano.
En primer lugar, en el año 425, tras ver la curación milagrosa de dos hermanos extranjeros, San Agustín lles invitó a hablar en una de las homilías para que el pueblo pudiera escuchar su testimonio.En segundo lugar, el caso del Cardenal Seripando, Prior General de la Orden que participó como secretario en el Concilio de Trento y que gozó de la total confianza del Papa, pues era capaz de escuchar atentamente, incluso las críticas, y discernir lo bueno de lo malo. Por último, puso el ejemplo actual de las religiosas contemplativas agustinas. Ellas son el mejor ejemplo de escucha, y son muchas las personas que se acercan a ellas para compartir sus preocupaciones porque se sienten escuchadas.
Estatutos de las Fraternidades
Tras la exposición de los Estatutos por parte del Asistente General, P. Edward Daleng, OSA, los participantes se reunieron por grupos para analizar la situación y desafíos que se plantean en las comunidades de origen.Si bien es cierto que existen características en común, las comunidades presentan desafíos diferentes, sobre todo en lo que se refiere a cantidad de agustinos, al número y la vitalidad de las fraternidades, así como a la cantidad de actividades que se organizan y la participación de los laicos en ellas.
Retos para los laicos agustinos
Finalmente, el Prior General de la Orden, el padre Alejandro Moral, expuso los retos actuales en el mundo secular y la misión de los agustinos en este campo.
Para ello se enfocó primero en los retos personales. Aquí estaría la capacidad de saber cultivar nuestras actitudes, estar disponibles y dispuestos permanentemente a escuchar al hermano. Saber escuchar para caminar juntos.En segundo lugar, los retos comunitarios, recordando el padre General que “sinodalidad es comunidad”. En este sentido, indicó que es bueno que los grupos puedan funcionar sin depender de un solo religioso, y que sean capaces de crear comunidad. Es importante, además, tener el sentido de pertenencia, sentirse miembros de un grupo, esforzarnos por conocer al otro.
Y, por último, los retos en nuestra estructura de trabajo y en nuestra misión, que debemos someter continuamente a revisión.Los laicos, durante su tiempo con el General, pudieron plantearle algunas preguntas sobre la integración de los laicos en las fraternidades y en la Orden, sobre el modo de favorecer la comunión entre laicos y agustinos, el mundo de la cultura, el arte o cómo ayudar a los jóvenes en el uso de las Redes Sociales. Fue precisamente en este aspecto donde el Prior General recalcó la importancia de hacerse presente en las disciplinas artísticas y “reforzar la comunión superando los egoísmos”.
Una visita a Tolentino: la hermosa Basílica dañada por el terremoto
Junto al cargado programa de conferencias y talleres hubo ocasión de que los laicos participantes en el encuentro peregrinasen a dos lugares muy importantes en la tradición agustiniana: la Basílica de San Nicolás de Tolentino y la Basílica de Nuestra Madre del Buen Consejo (Genazzano).Allí, el padre Daleng recordó durante la homilía al primer santo de la Orden. “San Nicolás de Tolentino fue el primer agustino canonizado. Él vivió una vida simple que irradiaba el rostro de Dios. Es un hombre recordado por la pobreza evangélica, la oración y la penitencia. Su acercamiento personal y pastoral fue motivado por la caridad; por ofrecer a otros la experiencia de Dios, que nos llama a la conversión del corazón”.
“Caminando juntos en comunión, participación y misión”
El lema de la última edición del Congreso de Laicos se ha hecho realidad en este último encuentro. Ahora toca poner en obra todo lo pensado y discutido durante cinco intensas jornadas de compartir y ampliar horizontes respecto al proyecto en común que, como Iglesia, la Orden de San Agustín tiene en el mundo de hoy.
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