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El Papa Francisco pide a los agustinos del Merrimack College seguir potenciando el amor y la solidaridad más allá del "perímetro de las aulas"

Updated: May 14

La mañana del sábado 11 de mayo fue un momento muy especial para la comunidad educativa del Merrimack College.  El Santo Padre recibió en audiencia privada en la Sala Clementina a su presidente y consejo de administración, poniendo así un broche de oro a la peregrinación que los ha llevado por tierras italianas tras las huellas de san Agustín durante los últimos días.


Acompañados en todo momento por el Prior General y su Consejo, los asistentes pudieron vivir momentos de mucha emoción, especialmente durante el saludo personal al Santo Padre, quien recordó en su discurso la noble misión educativa llevada a cabo por este centro educativo de la Orden ubicado en el estado de Massachusetts, Estados Unidos, durante sus casi 80 años de historia. 


Cabe destacar que la historia del College es una historia marcada a fuego por la Segunda Guerra Mundial. Fue en 1947 cuando nuestros frailes decidieron poner en marcha esta institución con el fin de apoyar a los jóvenes veteranos que volvían de la guerra. El objetivo primordial era poder brindarles, a través del estudio y de la comunidad escolar, "un camino de renacimiento integral”. “Claramente, no bastaba con ofrecer a estos jóvenes, veteranos de experiencias traumáticas, testigos de los horrores de la guerra, cursos académicos: era necesario devolverles el sentido, la esperanza y la confianza en el futuro, enriqueciendo sus mentes, sí, pero también reavivando sus corazones y devolviendo la luz a sus vidas”, aseguró el Papa Francisco. 


Este camino, “de la mente al corazón y del corazón a las manos», estos “tres lenguajes”, tienen que estar armonizados, proseguía el Santo Padre, con el fin de “que se piense lo que se siente y se hace; que se sienta lo que se piensa y se hace; que se haga lo que se siente y se piensa».



Crisis y desafíos: una oportunidad de crecimiento


El contexto actual de crisis económica, financiera, laboral, política, ambiental, demográfica, migratoria y moral ha de ser, en palabras del Obispo de Roma, una oportunidad de crecimiento, de enfrentar los desafíos “sin dejarse aplastar por ellos”. 


Para ello, siguiendo la estela del pontificado de Benedicto XVI, Francisco ha vuelto a incidir en la importancia del amor como vehículo redentor. “No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor”, recordaba para después exhortar a los responsables de la formación de 5.700 alumnos entre grado y posgrado sobre la importancia de que “las nuevas generaciones vivan las dificultades como oportunidades, no tanto para lanzarse hacia un futuro lleno de dinero y éxito, sino de amor: para construir juntos un humanismo". En otras palabras, se trata de enseñar a los chicos y chicas "a identificar y orientar los recursos disponibles, con una planificación creativa, hacia modelos de vida personal y social marcados por la justicia y la misericordia".

“Es verdad -señala el Papa- que la globalización en curso presenta aspectos negativos", como el aislamiento, la marginación y la cultura del despilfarro; pero al mismo tiempo -añade- «presenta también aspectos positivos, como la posibilidad de amplificar y magnificar la solidaridad y promover la equidad, a través de medios y potencialidades desconocidos para quienes nos precedieron, como hemos visto en los últimos tiempos, con ocasión de catástrofes climáticas y guerras”.


Para ello, en las últimas líneas de su mensaje, el Papa Francisco apelaba a la extensión universitaria, a trascender “el perímetro de las aulas”, con el fin de llegar, a través de la educación, a las fuentes de solidaridad, comunión y transformación social.




Un cuadro para la Curia como gesto de gratitud


El College de Merrimack, en su reciente visita a Roma, ha querido regalarle al Prior General y el resto de la Curia un precioso óleo del artista Vernon Adams bajo el título An unlikely Aquiliegia: North African Saint of Hippo.


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