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El P. Alejandro Moral en Cascia junto al cardenal Prevost: “Santa Rita es modelo de caridad y mediadora para la paz”

El pasado 21 de mayo, el padre Alejandro Moral presidió la Misa por toda la Orden en las vísperas de la celebración litúrgica de Santa Rita de Cascia


Desde la ciudad umbra, arropado por el Prior Provincial de Italia, P. Gabriele Pedicino, el prior y rector del santuario de Cascia, P. Mario de Sanctis, y el consejero general para el sur de Europa, P. Javier Pérez Barba, el Prior General de la Orden de San Agustín destacó en su homilía “las muchas virtudes de Santa Rita”, que nos invita a “convertirnos en instrumentos de diálogo y de paz”.


Por su parte, el prefecto del Dicasterio para los Obispos, el cardenal Robert Prevost OSA, en el solemne pontifical del día de la Santa exhortó a rezar por Oriente Medio, Ucrania y los “muchos lugares donde no se escucha el grito de los inocentes”. En el Año de la Oración, la santa de los casos imposibles puede ayudarnos a “redescubrir el valor del diálogo con Dios”, dijo el cardenal. 


En el contexto de estos actos celebrativos, el prior General otorgó un año más el reconocimiento a tres mujeres que se han distinguido por asemejarse a Santa Rita en sus virtudes y por su amor y devoción por ella. 



“Por eso nos envió el Espíritu Santo, para que su misión sea prolongada”


Cientos de peregrinos acudieron a la localidad umbra para celebrar la memoria litúrgica de la santa y participar en la bendición de las rosas, las flores que la simbolizan. En su homilía, el P. Alejandro Moral Antón destacó que “Rita aceptó las palabras del Señor y guardó los preceptos en su interior. Por eso comprendió el temor del Señor y halló el conocimiento de Dios, porque es el Señor quien da la sabiduría”.


Santa Rita fue una mujer sabia, unida a Dios y guiada por el Espíritu y llevó a la práctica las palabras de Jesús citadas en la carta de San Pablo a los Romanos: “Aborreced el mal, aferraos al bien; amaos fraternalmente. No seáis perezosos en hacer el bien, sino fervorosos de espíritu…”. El Prior General recordó la misión que Jesús encargó a sus discípulos y, por tanto, a nosotros (anunciar el Evangelio, la misericordia y el amor de Dios): “Por eso nos envió el Espíritu Santo, para que su misión sea prolongada”.



“En el centro no están nuestros méritos, sino el amor incondicional y gratuito de Dios”


Aunque han pasado muchos siglos desde que santa Rita vivió en Roccaporena y más tarde en el Monasterio de Cascia, su mensaje sigue siendo actual para nosotros y las virtudes que ella vivió “de forma superlativa y heroica” también podemos imitarlas “en la vida cotidiana de la fe”, como destacó Prevost. Para Moral Antón, santa Rita se alimentó siempre del Evangelio: “Ella bebió de esta fuente, en un encuentro personal, silencioso y prolongado con Dios, y por eso su vida fue una vida de sufrimiento, perdón y amor”. 


El Prior General quiso citar también en su homilía al Papa Francisco, que anima a que el anuncio de Jesús sea central en la profesión y en las expresiones de nuestra fe: “‘No fuimos nosotros quienes amamos a Dios, sino que fue Él quien nos amó’, dice San Juan. No lo olvidaremos nunca. En el centro no están nuestros méritos, sino el amor incondicional y gratuito de Dios, que no hemos merecido. El Evangelio nos recuerda la verdad de la vida: somos amados. Y éste es nuestro valor: somos amados”.



“El Espíritu Santo es nuestro camino, nuestro guía y nuestro estímulo”


“Como para santa Rita, también para nosotros la santidad es ante todo dejarse transfigurar por la fuerza del amor de Dios”, concluyó Moral Antón, recordando que todos queremos “compartir la vida de santa Rita, una mujer llena de la gracia y del amor de Dios”: “Recemos para que esta actitud nos ayude a confrontarnos con nosotros mismos y a entrar más en la radicalidad del Evangelio, a amar y a querer imitar aún más a Rita, a conocer mejor nuestro corazón y a sentir la gran necesidad que sentimos de cambiarlo por un corazón más humano y fraterno, y a darnos cuenta de nuestra absoluta debilidad y necesidad de Dios”.


Por último, el Prior General hizo referencia a san Agustín, que nos enseña que “el Espíritu Santo es nuestro camino, nuestro guía y nuestro estímulo para que no nos perdamos en el camino y alcancemos nuestra meta: vivir eternamente de su amor”. Así, santa Rita, “como digna hija de san Agustín”, nos invita a vivir la fe desde la humildad: “Sed humildes porque la humildad es reflejo del amor de Dios”. 


El cardenal Prevost, que presidió el solemne oficio. Santa Rita es un ejemplo a imitar todavía hoy, sobre todo “en estos tiempos afectados por la violencia de la guerra, donde parece que la rivalidad y el odio tienen la última palabra”. “Santa Rita es modelo de caridad y mediadora para la paz. Aprendamos de ella”. 



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